La Dieta Mediterránea mejora la cognición.
La dieta mediterránea, con nueces, se asocia a un mejor desempeño cognitivo después de 6.5 años de seguimiento, si se compara a quienes la consumen, con un grupo que recibió una dieta baja en grasas. Este estudio se suma a la amplia evidencia del efecto protector de la dieta mediterránea en las funciones cerebrales. (Mediterranean food for thought Nikolaos Scarmeas, J Neurol Neurosurg Psychiatry. 2013;84(12):1318-1325).
La creciente evidencia de este beneficio, se basa en que la dieta mediterránea tiene un poder antioxidante y antiinflamatorio, reduciendo los problemas vasculares como: ateroesclerosis. Esto se debe entre otras substancia a que son alimentos ricos en polyfenol .
La dieta mediterránea consiste en; alimentos, y un estilo de vida. La dieta es equilibrada y variada, en la que predominan los alimentos obtenidos de los cultivos tradicionales de esta zona geográfica, alrededor del mediterráneo: el trigo, el olivo y la vid.
Los alimentos que constituyen la base de esta alimentación son: El pan y la pasta, como principal fuente de hidratos de carbono. El aceite de oliva como principal fuente de grasa. El vino (en cantidades moderadas) durante las comidas. Las frutas, hortalizas, los frutos secos y las legumbres aportan a esta dieta gran cantidad de fibra y antioxidantes. El pescado, las aves de corral, los productos lácteos y los huevos como principal fuente de proteínas. De igual manera, hay un menor consumo de carnes y grasas animales.
Estos alimentos, y su tratamiento culinario, da lugar a un estilo de vida que se complementa con unos hábitos (por desgracia cada vez menos frecuentes) a los que invita el clima, como son; caminar en largos paseos al sol, las tertulias o la envidiable siesta.
Es tan evidente su beneficio, que el gobierno español tiene una liga dedicada, a la dieta mediterránea, donde se pueden encontrar recetas de fácil manufactura.
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Asesinos ¿por daño en el cerebro?
El origen del mal o la violencia, se ha buscado por la ciencia, en algún lugar del cerebro. El interés por el tema, creció enormemente, después del juicio de Anders Behring Breivik, el noruego que asesinó a 77 personas en Julio del año pasado. Durante su juicio, los psiquiatras nombrados por la corte, llegaron a diagnósticos opuestos acerca de la salud mental de este asesino. Básicamente había una interrogante: ¿Fueron sus crímenes fruto de la locura, u obra de un hombre consciente de sus actos? Finalmente se declaró al acusado criminalmente cuerdo y se le sentenció. Durante semanas, la salud mental del asesino se convirtió en un gran tema de debate entre el pueblo, que en su mayor parte afirmaba, que alguien así, debía estar loco.
La psiquiatría también trata de responder ¿Qué tipo de patología sufren los terroristas? Obviamente persiguen fines políticos o “religiosos” pero ¿Cómo es posible que se desee tanta destrucción sin asomo de arrepentimiento? Como ejemplo reciente, están los bombazos, cuidadosamente planeados, por varias personas, perpetrados este 15 de abril en el maratón de Boston, por dos jóvenes hermanos; Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev.
Determinar el estado mental de los asesinos, es importante para la justicia, quien determina, el grado de culpa y por ello el castigo, en base a la evaluación psiquiátrica y neurológica. Más importante aún, es aprender a detectar a los niños con trastorno antisocial de la personalidad, o a los psicópatas, para darles terapia oportuna y evitar para todos: un futuro de dolor. Está más que demostrado, que la terapia es más efectiva, si se administra en la primera década de la vida.
Numerosos estudios, se han llevado a cabo en el mundo, para determinar si los psicópatas, o las personas con trastorno antisocial de la personalidad, tienen una lesión cerebral específica. En 2012 se dio a conocer el estudio encabezado por Nigel Blackwood, del instituto de Psiquiatría en King's College, Londres (1) donde se compararon los cerebros entre: hombres encarcelados con trastorno antisocial de la personalidad (TAP); encarcelados psicópatas (P); y hombres sanos sin antecedentes criminales.
Eran 66 convictos por delitos de; asesinato, violación, intento de asesinato, o daño mayor a su víctima. A su vez, los prisioneros se sub dividieron en dos grupos: 17 que además presentaban psicopatía (TAP+P), y 27 sin psicopatía (TAP-P). Utilizando estudios de imagen cerebral (Resonancia Nuclear Magnética) se compararon estos criminales, con 22 hombres sanos sin antecedentes penales. En resumen, se buscaba comparar el cerebro de los hombres que presentan un comportamiento antisocial y violento, en especial aquellos que eran además psicópatas (ver recuadro), y el cerebro de hombres sanos.
Los resultados fueron contundentes: Los hombres con DAP+P tienen un cerebro distinto. En estos se encontró adelgazamiento de la materia gris en áreas estratégicas del cerebro. Específicamente, en la parte pre frontal y temporal del encéfalo, áreas implicadas en; procesar la empatía, el razonamiento moral, y ciertas emociones sociales (sentimientos de culpa, o pena).
El trastorno antisocial de la personalidad, es una condición reconocida por la psiquiatría y muy estudiada. En una amplia revisión realizada en 2002 entre 23,000 prisioneros de 62 países (2), se demostró que: 47% de los infractores violentos tenían trastorno antisocial de la personalidad. Por tanto es una condición extremadamente común, en las poblaciones carcelarias. La incidencia del trastorno antisocial de la personalidad, en población no carcelaria, es difícil de medir, pero se estima en un 0.6 % (3) siendo la mayoría hombres. La incidencia de Psicópatas no se conoce.
¿Que es un psicópata?
El termino psicópata ha sido adoptado en la cultura popular, para calificar a los asesinos en serie, y otros criminales violentos. La palabra se originó en el libro “The Mask of Sanity” publicado en 1941 por Hervey Cleckley, M.D, quién describe sus entrevistas con presos, con patología psiquiátrica, a quienes hoy llamamos; psicópatas. Aunque el término es popular, tiene poca relevancia para la criminología, psicología o psiquiatría forenses. Ninguna asociación psicológica o psiquiátrica, ha definido la psicopatía, como un diagnóstico.
Psicopatía, es un trastorno de la personalidad, que se ha definido como: emociones muy superficiales (falta de empatía, tolerancia al estrés, falta de miedo), egocentrismo, corazón frio, manipulador, irresponsable, criminal, comportamiento antisocial, falta de remordimiento, forma de vida parasitaria.
Los psicópatas, empiezan desde la infancia, a mostrar conductas anormales. Implica que es un trastorno persistente del desarrollo. Además, son un grupo de individuos que, ya de adultos, responden mal a los tratamientos que intentan modificar la conducta patológica.
El hecho irrebatible es el psicópata: si existe. Las personas con TPA+P tienen cerebros diferentes (1). Es un problema mayormente orgánico, es decir; hay una lesión cerebral que lo causa. El origen de la lesión, suele venir de las primeras etapas del desarrollo, ya que los síntomas se han detectado en niños. Sin embargo, hay sujetos que se vuelven psicópatas luego de una lesión cerebral por trauma, tumor o infarto cerebral(5,6) a quienes se les ha aplicado el término de “manía”. Incluso hay casos muy raros de psicopatía, debida a un tumor cerebral, que han retomado una conducta normal, después de haberles removido el tumor (5).
El personaje de película Hannibal Lecter, actuado por Anthony Hopkins, es un ejemplo de psicópata, alguien “nacido para matar”. Los terroristas son llamados psicópatas, dado que se les pueden identificar rasgos como: violencia antisocial, una visión egoísta del mundo que opaca el bienestar de otros, falta de remordimiento o culpa por sus horrendos actos, y el culpar a eventos externos, del propio comportamiento: violento y destructivo.
Es conocido que hay niños con una fuerte tendencia antisocial, con carencia de sentimientos de culpa o empatía. Afortunadamente son casos raros, y la mayoría del comportamiento anormal, en estos niños, tiene otras causa, como puede ser: un hogar o medio ambiente violento. Repetimos; la detección y tratamiento oportunos, y el cobijo de la sociedad y los padres, cambian este comportamiento tan destructivo.
De acuerdo al Dr Gerhard Roth, neurólogo alemán, ningún criminal es igual a otro, y para estudiarlos, los divide en tres grupos.
Un primer grupo son los “psicológicamente sanos” pero crecen en sociedades donde es correcto golpear, robar o asesinar. Es el caso de los terroristas, adoctrinados para matar.
El Segundo es de criminales con problemas mentales que ven al mundo como amenazador. Aunque crezcan en un medio normal, bajo el menor pretexto explotan y se convierten en criminales. Encajan en el grupo de trastorno antisocial de la personalidad aunada a un problema psiquiátrico como la esquizofrenia. Aún más peligrosos son los terroristas, que pertenecen a este grupo.
La tercera categoría, son los psicópatas puros: asesinos seriales, líderes que adoctrinan a grupos terroristas, y políticos tiranos. A este grupo pertenecen; Hitler, Stanlin, Anders Behring Breivik, Osama Bin Laden, o Tamerlan Tsarnaev. Este es el grupo con trastorno antisocial de la personalidad y psicopatía, donde el cerebro, como ya vimos, es distinto. Quienes pertenecen a esta categoría, como adultos, no se rehabilitan. Asi podemos concluir, que el origen del mal en estos terribles individuos, está en el cerebro.
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