El peor fantasma del
closet.
Cada uno
guarda sus fantasmas, en el armario (dicho Inglés). Todos lo hacemos, y los
escondemos por una buena razón.
Estos
fantasmas son personas (reales o ficticias), que viven en nuestro subconsciente,
y salen cuando les da la gana. Frecuentemente, en el momento... ¡menos adecuado! Están
ocultos, pues el consiente, no los puede manejar: duelen o asustan.
Un ejemplo;
María, una mujer de 50 años, quién súbitamente, recibe imágenes, de una persona
que amó apasionadamente en su juventud. Vuelve a vivir ese amor, y recuerda con
extremo detalle, tiempos ya idos. Otra muestra, es Julián un hombre de negocios
exitoso, ejemplo de familia, quien de pronto se vuelve irritable; se le presenta
la imagen de un padrastro, que lo maltrató en su niñez.
Estos
recuerdos asociados a una persona, los “escondemos” para proteger nuestra
persona, es decir: nuestro yo consciente. La palabra persona, significa máscara
en griego, noción fascinante que aclara las cosas. Todos usamos una máscara
para protegernos; de nuestros congéneres, o de nosotros mismos.
Así, toda
la vida guardamos: fantasmas en el closet. A veces son terriblemente
destructivos, en cuyo caso nos conviene manejarlos con una terapia profesional.
El extremo
más dañino de los fantasmas del closet, ocurre en personas con desarreglos
neuro-psiquiátricos. Son espectros extremadamente destructivos, una guadaña que
decapita vidas; propias y ajenas. En estos casos, los fantasmas son en la mayoría
de los casos: irreales. El enfermo culpa a una, o varias personas, de sus
problemas. Cuando el origen se encuentra en un desarreglo del cerebro, se debe
consultar al médico... un psicofármaco, ¡lo podría arreglar todo!
Los
fantasmas de armario; son atemporales. Guardan toda la energía, que nosotros
creamos, a modo de una enorme batería psíquica. Si la fuerza es positiva (v.g.
amor),no hay problema, pero si es negativa (v.g. odio, rencor), iniciamos; una
inevitable espiral de sufrimiento, estamos ante el peor fantasma del closet. Sabemos que la energía psíquica, regresa
a quien la crea, es como arrojar una piedra en la fuente: las ondas se alejan,
chocan con los bordes, pero regresan. La hermosa celebración del día del perdón
(Yom Kippur) es un ejemplo, de cómo sanar estos fantasmas.
Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo
y diente por diente.” Pero yo les digo: No resistan al
que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele
también la otra”Mateo
5, 38-39.
El remedio para los fantasmas negativos en el clóset es el perdón.
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